Siempre llega
Aquel prometía ser un tranquilo día de octubre. Pasaría la mañana haciendo recados y, sorprendentemente, Adela por fin tenía un rato y nos tomaríamos ese café para el que nunca lográbamos encontrar un hueco. Pero el destino es caprichoso y ni yo misma hubiera imaginado que terminaría el día abrazando al amor de mi vida.
Te lo van avisando, pero nunca sabes cuándo va a llegar. Puedes intuirlo, puedes planearlo, imaginarlo de mil y una formas diferentes, pero cuando tenga que ser, será… y llegará; será algo imparable, como una tempestad que pondrá patas arriba todo y nunca, nada, volverá a ser como antes.
Y así fue. El reloj marcaba las 8:00 cuando Unai llegaba al mundo y me convertía en madre por primera vez…
Ese primer roce de piel, el temblor de un cuerpo inexperto, la mirada exhausta y un abrazo infinito que no quieres que nunca acabe… el encuentro perfecto con el AMOR en mayúsculas.
Maomao